domingo, 19 de octubre de 2008

Colegio Juan de la Cierva




En el Colegio Juan de la Cierva empezó la historia de Serapio, pues un día acudió a la clase de la Señorita Lola para visitarla y cuando los niños empezaron a hablar en voz alta, a levantarse de sus asientos y a no hacer caso a la "seño", Serapio se presentó y les dijo a los niños/as de esa clase que debían de ser buenos y obedientes con la profesora, pues sino, él sacaría su agenda mágica y empezaría a apuntarlos a todos ellos y ya sabéis lo que pasa, que al decírselo a Papá Noel se quedaría sin regalos de Navidad. Los niños obedecieron y cuando Serapio regreso otro día a la clase estos le prometieron que se habían portado muy bien y habían sido obedientes y disciplinados con la profesora. Por lo que Serapio les dijo que al final del curso regresaría para contarles cuentos y presentarles a sus amigos, Sonia Trencitas, Alex Tresbotones, La Bruja Piruja y el Malo Sombrerete.
Y así durante años al final de cada curso, cuando terminan la etapa de infantil y ya están preparados para pasar a la etapa de primaria, Serapio acudía cada mes de junio a la fiesta de graduación de los niños y niñas de 5 años.
Allí con las profesoras Marisa, Nati, Sagrario, Lola, María Iglesias, Inmaculada, etc contaba sus cuentos en esa fiesta de graduación y deseaba a los niños/as ya amiguitos mucha suerte para la nueva etapa que iniciarían en el mes de septiembre. Y recordándoles que deberían de seguir estudiando y trabajando en clase.


Queridas Lola, Marisa y Marieta MUCHAS GRACIAS por ofrecerme la posiblidad de realizar y crear este personaje.

2 comentarios:

María dijo...

Muchas gracias Serapio por acordarte de nosotras y sobre todo por hacernos pasar tan buenos ratos. Sigue por este camino, la fantasía no tiene límite, por cierto aún tienes una cita pendiente con Menudillo...

Serapio dijo...

Querida Menunillo no he olvidado la cita, pero el día antes te avisaré para que te pongas tu "cintillo" malva, ya sabes que estás guapísima con él.
Gracias a "mi niñas" del Juan de la Cierva.
Un beso